Violencia de género. Para muchos es la violencia física del hombre hacia la mujer en una relación de pareja. Según Wikipedia, la definición es “violencia física o psicológica ejercida contra cualquier persona sobre la base de su sexo o género que impacta de manera negativa su identidad y bienestar social, físico y psicológico.”
Cuando los Institutos Andaluces de la Mujer y la Juventud confiaron en Evonova para la creatividad de una campaña de concienciación para combatir la violencia de género en jóvenes no nos imaginábamos el impacto que estaba teniendo y las múltiples caras que podía adoptar.
Lo primero que hicimos, como en todo trabajo de creatividad, fue documentarnos bien. Primero nos reunimos con el Instituto Andaluz de la Mujer y el Instituto Andaluz de la Juventud. Nos transmitieron su trabajo en esta línea y nos dieron un eslogan: “rompe con la desigualdad”. Después nos reunimos con docentes de colegios de entornos desfavorecidos andaluces, por considerar que en estos entornos el problema cobra especial dimensión, y con un excargo político en materia de igualdad.
Las conclusiones fueron claras y directas. Tenían muy claro lo que estaba ocurriendo y lo vivían de cerca. Hay conceptos socialmente bien considerados y asumidos, como “libertad” e “igualdad”, pero son conceptos que en adolescentes difícilmente salen del papel, difícilmente cobran realidad en el día a día. Todos están de acuerdo en que viven en libertad e igualdad y que eso es bueno, pero son incapaces de detectar en qué momentos están actuando en contra de estos valores. Cuando su novio aísla a una chica y la separa de sus amistades, “realmente la quiere, tanto que no la quiere compartir”. Cuando su novio llama a una chica a todas horas para controlar qué hace “la quiere tanto que necesita saber de ella en cada momento”. Cuando su novio se muestra celoso “está realmente enamorado”. El problema consiste en que los jóvenes no saben detectar cuándo son protagonistas en situaciones de violencia de género y mucho menos que se trata de comportamientos negativos que van a ir agravándose a lo largo de la relación. Los roles tradicionales hombre-mujer que tenemos tan asumidos en nuestra cultura son difíciles de romper y resulta difícil detectar “desde dentro” cuándo potencian comportamientos que hoy por hoy deberían estar superados.
Así que nuestro enfoque para la campaña era llamar la atención sobre estos comportamientos. Decirle a las chicas (principales víctimas de situaciones de desigualdad) cuándo no las están tratando bien, cuándo lo que están viviendo no es amor.
Inicialmente optamos por trasladar el mensaje a la estética de los smartphones y las apps. Presentar en un cartel una supuesta aplicación que permitía controlar a la pareja, mostrando distintas opciones de ejercer violencia de género contra ella. Estas opciones constituían ejemplos de comportamientos sobre los que las chicas debían estar alerta para actuar contra ellos. El resultado era algo muy vistoso, muy atractivo, pero que requería un gran esfuerzo por parte del público, que debía leerlo para entenderlo y captar el mensaje.
Necesitábamos algo más directo y potente en esa misma línea, así que buscamos un símbolo que pareciese amor pero no fuese amor. El símbolo del amor está claro que es un corazón, pero ¿con qué otro símbolo podíamos mezclarlo para representar la violencia de género? Algo que representase posesión y privación de libertad… Y así surgió el símbolo que se convirtió en el centro de la creatividad gráfica de la campaña: unas esposas que parecen un corazón al combinarse con el eslogan “no es amor”. Parece amor, pero no lo es. Esa era la idea y cobró forma y fuerza rápidamente.
Al presentar las 2 líneas en las que habíamos trabajado, el IAJ y el IAM lo vieron tan claro como nosotros, y así empezó este gran proyecto. Pero llamar la atención es sólo el principio. Hay que desarrollar la información y buscar la mejor forma de hacerla llegar a los jóvenes. Propusimos la realización de una unidad didáctica online para trabajar en centros educativos. Para dar forma a algo así constituiríamos un equipo multidisciplinar con creativos, maestros, pedagogos y psicólogos. La otra gran línea de acción son las redes sociales, en la que los jóvenes se expresan y comparten sus vivencias. Son una de nuestras especialidades, y esperamos poder desarrollar una planificación estratégica y un plan de acción para la dinamización de las comunidades que se crearían.
Esperamos poder hacer todo esto realidad y aportar nuestro granito de arena en la construcción de una juventud crítica y combativa ante la violencia de género en Andalucía.
